Los medieros del tabaco de la zona del Campo Arañuelo visitaron ayer la fábrica de la compañía multinacional Altadis en Logroño, que tiene una capacidad de producción de 31.000 millones de cigarrillos anuales y da trabajo a 580 personas.

Unas cincuenta personas integraron la expedición, que ya forma parte del calendario de actividades programadas por la dirección de la multinacional tabaquera en la época previa a la Navidad. Hombres y mujeres del Campo Arañuelo, fundamentalmente de Majadas de Tiétar y Talayuela, llenaron el autobús que les condujo hasta la capital riojana para conocer el proceso al que se somete el tabaco que ellos cultivaron.

La iniciativa partió del polifacético José Vizcaíno, un cultivador de Talayuela y pequeño accionista de la compañía. Durante años luchó para que el Gobierno instalase una fábrica de cigarrillos en la principal zona productora de España y en la década de los 80 llegó a encadenarse ante las puertas de Tabacalera en Madrid. Es cierto que su presión sirvió de poco, pues el norte de Cáceres produce aproximadamente el 90% del tabaco nacional y continúa sin una fábrica de cigarrillos; pero al menos logró que en 1995, la multinacional tabaquera aprobase su petición de organizar cada año un viaje a una fábrica de cigarrillos como homenaje a los agricultores.

Hace once años se organizó la primera expedición a la fábrica de Logroño, creada en 1890 y considerada una de las más importantes de la Europa meridional. La factoría actual, inaugurada en el año 1978, vino a sustituir al histórico edificio que hoy es sede del Parlamento de La Rioja. La instalación es pionera en tecnología y ostenta un récord de producción de cigarrillos. Su especialidad son los rubios y Fortuna y Nobel son los buques insignia de la factoría.

Después de organizar varios viajes a Logroño, Vizcaíno cambió de rumbo y llevó a los medieros del tabaco a la fábrica de Alicante. Ahora, se vuelve a planificar la ruta como en sus inicios para conocer los entresijos de una fábrica que esconde muchos secretos, fundamentalmente en la sala de salsas, donde se condimentan los cigarrillos con guardadas fórmulas a las que pocos tienen acceso y entre las que figuran la miel de azahar, glicerina o propilengicol.

Los medieros disfrutaron de la rica gastronomía riojana, durmieron en un hotel de lujo y visitaron las Bodegas Franco Españolas, que cobijan afamados caldos. Todo un sueño para olvidar los malos tiempos que vive el cultivo del tabaco.