"Sacar el lado inocente de esos niños será lo mejor". La pacense Inés Pérez emprendió ayer su viaje a El Salvador con una maleta llena de sonrisas que regresará a España, el día 8 de febrero, con el doble de peso.

Esta miembro de Pasayos sin Fronteras Extremadura ha viajado al país centroamericano con dos compañeros más -Julio Pedrosa y Verónica Rodríguez- gracias a la financiación del ayuntamiento de Navalmoral de la Mata. En diciembre, el consistorio moralo subvencionó con 5.000 euros a esta ONG para poner en marcha un proyecto en el extranjero. La Diputación de Barcelona lo ha cofinanciado.

Los campos de refugiados palestinos del sur del Líbano eran el destino inicial de la expedición pero, tras el ataque de Israel a la franja de Gaza, hubo que cambiar el rumbo. "No es un buen momento para que vayan payasos, porque en estos campos están de luto", relató Inés Pérez. A pesar del cambio, la filosofía se mantiene: "Nuestro objetivo siempre es llevar la risa a zonas desfavorecidas", añadió. Y El Salvador de eso tiene mucho: una guerra civil de 12 años en la década de los 80, el huracán Mitch en 1998 y diversos terremotos han dejado una nación impregnada de violencia entre los jóvenes.

En el país americano, los extremeños cuentan con el apoyo de la organización local Fespad. "Ellos nos guían por los centros penitenciarios juveniles en los que trabajan y por zonas desestructuradas", narró Pérez justo antes de su marcha. El objetivo es aprovechar al máximo sus 20 días al otro lado del Atlántico.

Julio, Verónica e Inés, miembros de la compañía Asaco Producciones, han llevado una varieté de circo para escenificar en la mayoría de los rincones del país. Y en esto también cuentan con el apoyo de otra organización salvadoreña, Codex, que les ayuda en la convocatoria de niños y no tan niños. "Estas experiencias nos aportan mucho tanto a nosotros como a ellos, que valoran más los sentimientos que las cosas materiales", finalizó.