Una drag es un hombre, homosexual o no, que realiza una exagerada representación de la mujer a través del maquillaje y el vestuario pero realzando a la vez su parte más masculina.

A diferencia del travesti, que luce pecho de mujer, o el transformista, que es el hombre que viste de mujer y se calza femeninos tacones, la drag se caracteriza indiscutiblemente por sus altas plataformas. "El drag nunca lleva pecho" explica Francisco Jesús Pendón, ganador del segundo premio del III Concurso de Drag Queen del Carnaval de Navalmoral.

Pendón resalta entre las cualidades de una buena drag "la imaginación ante todo", aunque añade que "es importante un buen vestuario, una buena elaboración en el escenario de coreografía, música, movimiento y el maquillaje".

Cerca de una década

Aunque es difícil situar el nacimiento del fenómeno drag y sus raíces, fue hace unos 8 años cuando empezó a conocerse. Para Francisco Jesús Pendón, diseñador y drag profesional desde hace dos años, proviene de "una parte del transformismo que ha ido tomando influencias de varias vertientes". Reconoce que es un mundo que se mueve por tendencias y que ahora "se ven más, cuando llegan los diferentes concursos de Carnavales".

Tanto Pendón como Carlos Antonio Mascareña, el ganador del tercer puesto en el certamen moralo, trabajan de drag los fines de semana realizando espectáculos por toda España.

Ser drag sale caro. Los movimientos exagerados de brazos y piernas, las expresiones pícaras que resaltan un rostro maquillado para sorprender, van acompañados por un cuidado vestuario, vistosas pelucas y complementos así como las inseparables plataformas.

Tan sólo el calzado cuesta unos 800 euros. A partir de este icono del drag , el precio total de la indumentaria depende pero suele ser elevado aunque sean diseños propios como es el caso de Pendón.

Se utilizan materiales de alta calidad a los que se suman los complementos que deben ser únicos. "Una de las pelucas que tengo me costó 900 euros", señala.