Una decena de mayores de la comarca disfrutan ya de los nuevos pisos tutelados que Junta y ayuntamiento pusieron en marcha hace un mes en Peraleda. Estos se ubican en el edificio que antiguamente albergaba la consulta médica, construcción que reformó la consejería de Bienestar Social. Tras estas obras, la vieja casa se ha convertido en una serie de pisos tutelados con capacidad para 14 personas mayores válidas, que cuentan con habitaciones con baño, sala de televisión, salón de estar con chimenea, ascensor y sala médica.

Entre las personas que allí residen se encuentran Máximo Rodrigo Rufo y Antonia Soto, matrimonio que emigró a Madrid y que, tras su jubilación, han vuelto al pueblo y se han acogido a este nuevo servicio. "Estamos como en casa, por que puedes entrar y salir cuando quieres", comentaba alegremente Máximo, a la vez que señalaba que la gente de la zona aún se muestra reticente a trasladarse a un piso tutelado. Antonia decía que "las instalaciones están muy bien y nos tratan fenomenal, pero como en casa no se está en ningún sitio".

FALTA DE PLAZAS

La alcaldesa, María Rosario Belón, resaltaba la importancia de este nuevo servicio, pues da cobertura a una serie de ancianos que aun valiéndose por sí solos no pueden o no quieren estar en sus casas. Belón afirmó que en poco tiempo estas 14 plazas se quedarán cortas, y pide que la Junta reforme otros edificios en desuso, como la cámara agraria local, para darles una utilidad similar. En el transcurso de la visita al centro, también nos encontramos con la señora Petra, vecina de Valdehúncar que vivía sola en su casa; Jaime, cuya vivienda quedó destruida tras la explosión en noviembre de una bombona de gas; e Iluminada, que llegó de una residencia "donde no me trataban nada bien".

La gestión de los pisos recae en la empresa Acuycan, que tiene destinadas cinco trabajadoras. María Rubio, una de las empleadas, afirmó sentirse muy agraciada de trabajar con personas mayores.

A decir de muchos, por la filosofía y tipo de instalaciones de los pisos tutelados, éstos se asemejan más a una residencia estudiantil que a un hogar de la tercera edad.