Aún no ha pasado un mes desde que los aspirantes a profesor de educación secundaria hicieron sus primeras pruebas a lo largo y ancho del país. La mayoría dejó atrás un curso en el que los nervios y el estrés, en el que la inversión económica y el esfuerzo para la buena preparación han supuesto todo un reto. A falta de conocer los resultados, disfrutan ya de su merecido descanso.

Los datos varían de comunidad a comunidad, pero se ha hablado mucho de récords esta convocatoria. Se han contado unos 250.000 aspirantes para 24.088 plazas en toda España, excepto Cataluña y Valencia. En Cataluña, donde se realizaron antes, unos 25.000 docentes pelearon por hacerse con una de las 2.000 plazas disponibles, en las primeras oposiciones que se convocaron en siete años.

Precisamente en Cataluña, el que se diera peso a la práctica se consideró una ventaja para los profesores más innovadores. En concreto, esta parte tuvo una ponderación del 70%, frente al 30% de los conocimientos teóricos. De esta manera, se pretendía identificar a los docentes más competentes, y no solo a quienes dominaran el temario, con especial atención a quienes son capaces de proponer nuevas metodologías en el centro.

La vocación siempre ha tenido que ver con el deseo de enseñar, de que el alumnado termine su periodo de aprendizaje año a año con conocimiento y, a ser posible, con valores que se deben interiorizar en casa, especialmente. Y esa vocación debe traducirse en formación continua que vayan mejorando día a día la actividad docente.

La necesidad de innovar

Muchos opositores se quejan del gasto que supone prepararse para poder ejercer la profesión en el ámbito público. Además de pagar a una academia o preparador personal para pasar con éxito las pruebas, hay que invertir mucho en formación para poder mejorar el baremo, porque es bien sabido que no todo es la nota. Todo depende, sin embargo, de la óptica con la que se mire, porque en lo que está invirtiendo es precisamente en eso, en preparación.

Opositer, uno de los mayores proveedores de cursos homologados de educación infantil y primaria, además de otras etapas educativas, considera que la preparación de futuros docentes para las próximas convocatorias marcarán un punto de inflexión en la transformación digital del docente. Deben adquirir nuevas habilidades y competencias digitales en su etapa de preparación, si quieren convencer a un tribunal en el ámbito público o a un empleador en el privado. Pero, sobre todo, si de verdad quieren promover una enseñanza efectiva.

"Estas nuevas habilidades y competencias son necesarias en el presente actual, cuya transformación digital ha obligado a los futuros docentes a concienciarse de las nuevas prácticas educativas", explican. No hay más que echar un vistazo al entorno y ver cómo niños y adolescentes hoy, que han nacido y crecido en contacto con los entornos digitales, los utilizan más allá del ocio. La educación tradicional hace tiempo que no resulta.

El nuevo perfil

Estas nuevas competencias educativas, que encaminen hacia nuevas prácticas, se pueden adquirir a través de los cursos, y algunos son ya de los más populares.

Uno de ellos es el curso de Educación creativa, la metodología que pretende educar teniendo en cuenta la creatividad y el desarrollo en las distintas etapas educativas. Invita a descubrir distintas técnicas para trabajar la creatividad en el aula con el alumnado.

El curso de Neurociencia aplicada a la educación, también de la Universidad Rey Juan Carlos y de 120 horas, es otro de los que tratan de formar al nuevo docente, en cualquier etapa educativa. Se trata de una de las ciencias que más nuevos enfoques en todas las áreas está ofreciendo, y también en la educación. El conocimiento de los procesos internos del cerebro, en la fase enseñanza-aprendizaje, ayuda a descubrir aspectos de mejora de atención, concentración, memoria e inteligencia emocional.

He ahí otra de las competencias clave, la inteligencia emocional, que también cuenta con su propio curso en Opositer. El concepto engloba las capacidades que nos permiten resolver aquellos problemas relacionados con la gestión de emociones y sentimientos, tanto a nivel intrapersonal como interpersonal. Saber qué nos ocurre a nosotros mismos y a los demás, actuando en consecuencia, es clave para la felicidad, característica de las personas emocionalmente sanas y con una actitud positiva.

La educación siempre se ha entendido como el motor más importante de desarrollo social. Los docentes, claro, deben estar a la altura.