Bueno, pues ya han pasado los cien primeros días de legislatura y a partir de ahora no caben excusas, imagino que en todos los ámbitos, pero al menos en educación. Las promesas deben cumplirse y Extremadura necesita urgentemente de una apuesta firme, decidida y que dé soluciones, no apaños, a muchos de los problemas educativos que sufrimos, en muchos ámbitos y edades, no solo en educación obligatoria, postobligatoria o FP básica, medio o superior, también en adultos u oferta de idiomas.

Tampoco nos olvidemos del carácter globalizador y social de la escuela, del clima de convivencia y la tolerancia dentro de ella, de fomentar la igualdad, erradicar el acoso y las conductas contrarias a la norma entre alumnos, pero también entre padres y madres y docentes.

A nivel profesional, reforzar el reconocimiento del profesorado, reconocer la carrera profesional, dignificar su labor docente y potenciar su autoridad dentro y fuera del aula a través de dicho reconocimiento.

Me quedarían muchas cosas por decir, pero esta retahíla no es por rellenar ni hacer un brindis al aire. Las soluciones deben empezar por implicar a toda la sociedad a través de los cauces establecidos, esto es, implicar a la sociedad, a través del Consejo Escolar de Extremadura que no se ha renovado, mejorar la convivencia a través del Observatorio para la Convivencia Escolar en Extremadura con un anteproyecto de ley de convivencia escolar y participación de la comunidad educativa en la Comunidad Autónoma de Extremadura que lleva años sin ni siquiera proyecto, mucho menos ley, y una propuesta firme por revertir lo perdido en tiempo de recortes o el reconocimiento del profesorado que debe incluirse en unos presupuestos a los que ya les queda poco y que sin dida serán un buen ejemplo de las intenciones de este Gobierno.

Bueno, cien días después, y lo primero es lo primero, empezar a dar la participación necesaria y establecer los cauces y necesidades para que nuestra educación sea nuestra, y para eso hay que empezar dando a cada uno su sitio, aunque sean cien días después.