Tras el paréntesis de agosto, la comisión parlamentaria de investigación del 11-M decidirá hoy si recaba más testimonios. El PSOE y el PP consideran innecesario que comparezca el expresidente Aznar. Ante eso, probablemente la comisión debe empezar a redactar ya sus conclusiones.

Hay muchos datos sobre la mesa y algunas cosas están bastante claras. La principal: que la política preventiva española tenía --y posiblemente tiene aún-- graves carencias con respecto al terrorismo radical islamista, y, encima, desatendió indicios tangibles y avisos de que podía actuar aquí. La segunda: había y hay evidentes lagunas en la coordinación entre los cuerpos de seguridad y de espionaje.

Quizá ya importe muy poco lo que se nos diga sobre si el Gobierno de Aznar se equivocó o mintió cuando insistía en atribuir a ETA la autoría de la masacre mientras las pistas e investigaciones iban en otra dirección. En cambio, la comisión debe aclarar el dato más desconcertante del 11-M: la razón por la cual no fue convocada la mesa del pacto antiterrorista tras el mayor atentado de la historia de España. Eso, así como señalar lo que hay que corregir para hacer difíciles unos nuevos atentados, es lo que debe decir la comisión a los españoles.