El PP perdió las elecciones y el poder por causa del 11-M y de su gestión. Desde aquella primavera sangrienta de 2004, el PSOE y José Luis Rodríguez Zapatero gobiernan en España. Después, los socialistas ganaron raspando, pero ganaron, las elecciones europeas y posteriormente sus expectativas electorales parecieron remontar y que se despegaban de sus rivales en intención de voto. Pero desde hace aproximadamente un año, marcado por el auténtico carajal en que se convirtió la reforma del Estatuto catalán, ha atravesado por momentos difíciles. Las maragalladas los pusieron contra las cuerdas y el raquítico referéndum no les hizo, precisamente, recuperar fuelle. El posterior anuncio de alto el fuego --veremos si permanente-- por parte de ETA sí les supuso un enorme pero quizá pasajero balón de oxígeno.

Ahora transitan, sin embargo, por uno de los momentos más complicados y peligrosos. Quizá la peor situación en la que se han encontrado desde su llegada a Moncloa. El asunto ETA se envenena. El terrorismo callejero rebrota con enorme intensidad y la amenaza se concreta a cada día que pasa. ETA exige lo que ningún gobierno de España puede conceder: la rendición de la dignidad y la traición a su pueblo. Y si no, dicen, volverán a hablar las pistolas y las bombas. La emigración se le ha ido al Gobierno más que de las manos. Desbordados, sin un discurso creíble ni soluciones tan solo esperan que les salve el temporal en el mar que impida que sigan saliendo los cayucos. Caldera hace rogativas a la virgen de la Caridad del Cobre para que se traiga los huracanes desde el Caribe a Canarias y al Estrecho. Por el momento ha conseguido que uno se asome por Galicia. Otra solución no parece tener el ejecutivo.

XEL ESTATUTx y su consagración inconstitucional de la desigualdad entre los ciudadanos españoles sigue asomando a cada paso la cabeza de la hidra con cada serpiente soltando su veneno, que si Múgica lo recurre como defensor del pueblo, que si a Elvira Lindo le montan la pajarraca por dar un pregón en castellano, que si a Eto´o le obliga Porta por contrato a hablar catalán hasta con su padres cameruneses. Pues bien, con tanto flanco del PSOE y del Gobierno en carne viva, unos dramáticos, otros esperpénticos, la estrategia de los amilcares del PP es regresar al 11-M. No recuerdo en toda mi vida de observador de la política estupidez mayor. El rival con las cejas abiertas y medio noqueado y ellos empecinados en regresar al lugar donde les dejan cada vez que vuelven los lomos hechos picadillo.

Zaplana y Acebes , obsesionados con la cuestión, con su batalla perdida, obligan a sus huestes a retornar una y otra vez al lugar de la derrota. Así han inaugurado el curso y así se reestrenan de oposición en una etapa decisiva, que comienza con las elecciones catalanas, prosigue con las autonómicas y municipales y concluye con las generales del 2008. El agradecimiento del partido del gobierno a tales estrategas del PP ha de ser, por fuerza, mucho y no me extrañaría que un buen día hasta les pusieran calle y estatua. A la pareja Zaplana y Acebes, el PSOE agradecido .

Lo dicho: no he visto jamás pegarse tantos tiros en el pie como los que se está pegando el PP. Y es que alguno de los que pululan por la calle Génova lo que está pidiendo a gritos es un psicólogo. Y la oposición que alguien marque un rumbo de futuro y no quiera hacer volver el barco siempre a Trafalgar.

*Periodista