Los datos que refleja el paro registrado en las oficinas de empleo durante septiembre ponen a Extremadura, como nunca desde que estalló la crisis económica, ante la realidad más cruda. Y es que los 110.000 parados apuntados en el Inem son la cifra más alta habida en la región desde que se manejan estos datos estadísticos, en 1996. Atempera la bofetada solo parcialmente el hecho de que la subida del paro era esperada, puesto que ya inició la tendencia alcista en agosto y porque septiembre siempre ha sido un mes malo para el empleo debido a la estructura productiva de nuestra región, en la que la estacionalidad, sobre todo en agricultura y servicios, tiene un peso mayor. En consecuencia, siempre ha subido el paro en septiembre. Pero nunca como hasta ahora: casi 3.500 personas en los servicios y 700 en la agricultura. El comportamiento del mercado laboral el pasado mes ha sido en Extremadura más negativo que en otras 14 comunidades y lo peor es que cabe temer que octubre no mejore las cosas, puesto que el empleo generado por el Plan E está extinguiéndose. En medio de este panorama desolador hay un dato que solo constituye un triste alivio: las cosas podían haber sido más malas: Extremadura, a pesar de tener un 24% más de parados que hace un año, es la región en el que menos ha crecido el desempleo.