Ahora que se acerca esta fecha tan emblemática, para los que están enamorados, me voy a permitir manifestar mi opinión sobre el susodicho enamoramiento, puesto que yo también me he visto en esa situación más de una vez.

Enamorarse supone ingresar, sin haberlo pedido, en un estado de estupefacción feliz muy similar a la idiotez común. Algunos seres humanos adquieren de pronto la energía arrolladora que siempre les ha faltado y otros sucumben al encanto de la languidez y se transforman en ángeles absortos, absolutamente inservibles para cualquier tarea productiva. Enamorarse puede significar la vida para el moribundo y la muerte para el que gozaba de espléndida salud. Y si no me creen, echen un vistazo a su alrededor o inspeccionen sus propias biografías.

El día de los enamorados es un invento de los mercachifles, pero sirve como excusa para reflexionar sobre el poder devastador de esa extraña combinación química que solemos llamar amor mientras compramos un frasco de colonia o un libro.

He conocido hombres y mujeres que han engordado como bueyes al enamorase y otros que se han quedado tan escuálidos como quijotes ensimismados. Tipos que se han arruinado por amor y tipos que se han hecho ricos en tres días sólo por quedar bien ante la dama de sus sueños. Mujeres frías como témpanos que se han derretido ante una simple caricia y hombres febriles que han recorrido miles de kilómetros en busca de la chica que les abandonó sabiendo de antemano que tienen la batalla perdida. Enamorarse es sufrir una mutación asombrosa, y muy pocas veces se regresa al estado original.

Como dice Serrat en una tierna e irónica canción sobre el asunto, si seguimos persiguiendo el amor es porque de vez en cuando funciona.

Por todo eso le recomiendo a usted, hombre o mujer, que pruebe de nuevo si las cosas le han ido mal y que reincida si le han ido bien. Y en cuanto a ese estado de estupefacción feliz que tanto se parece a la idiotez común, no se preocupe. Al enamorado se le permite todo menos que se deje atropellar por el camión de la basura en pleno trance.

*Cantautor