El hecho de que los responsables de la Wikipedia hayan dado el visto bueno a una versión escrita en una lengua inexistente, a la que algunos llaman castúo, no quiere decir nada más que esos responsables no tienen la menor idea de lo que están haciendo. Si la Wikipedia ya era, de por sí, una enciclopedia puesta en entredicho por parte de la comunidad científica debido a sus pautas de realización ("aquí todo vale y todos sabemos de todo"), con la aprobación de ese engendro denominado Güiquipeya, Jimmy Wales y sus secuaces se han lucido definitivamente.

No supone ninguna novedad decir que la Wikipedia es un instrumento inútil para la investigación, para la docencia y, si lo que se pretende es conseguir información contrastada y veraz, me atrevo a decir que para la simple consulta. Las pautas con que se realiza la entrada de información permiten que cualquiera pueda expresar lo que le dé la real gana y que esa información quede ahí, expuesta a todo el que se acerque a la enciclopedia, hasta que alguien se dé cuenta del error o de la mala intención de lo escrito y lo modifique a su buen entender (según un criterio subjetivo, por tanto) o lo elimine por improcedente. A esto se une, además, el hecho de que los comentarios que se realizan en la enciclopedia no están avalados por ninguna autoridad, sino, simplemente, por lo que en el mundo cibernético se conoce como nick , por un pseudónimo que sirve a los autores para no dar la cara.

La Güiquipeya extremeña no es la única página de internet escrita en castúo, ni mucho menos. Hay bastantes más, todas muy respetables, como respetable ha de ser la libertad individual de cualquiera que desee inventarse una lengua para enseñársela a otros e intentar comunicarse con ellos (eso ya ocurrió con el esperanto). Pero en el caso de la Güiquipeya, lo grave no es que se escriba con tales o cuales grafías, con tales o cuales palabras, con tales o cuales giros sintácticos y construcciones morfológicas, lo verdaderamente grave es que se manipula, con un supuesto barniz científico, algo que en círculos responsables (como el de la Dialectología española) se tiene muy claro desde hace mucho tiempo; lo grave es que se intenta hacer pasar por idioma la realidad lingüística extremeña, que se caracteriza por una riqueza inmensa desde el punto de vista dialectal, pero que en ningún caso cumple los postulados básicos para que sea considerada lengua distinta del español.

XSE PODRIANx argüir muchas razones para desmontar la teoría de la que parten estos terroristas de la lengua , la de la consideración del extremeño (o castúo, tanto monta) como idioma, pero sería perder el tiempo. La razón irrebatible es tan simple como pedir a quienes han construido la Güiquipeya que nos presenten, no ya a los 200.000 hablantes que dicen que hablan extremeño, sino a una decena de ellos.

El debate no es nuevo; lleva enquistado en Extremadura muchos años, y cada cierto tiempo se reproduce. En las páginas de este mismo periódico, en el año 2002, se produjo un intenso intercambio de pareceres que terminó por no conducir a nada: quienes pensaban que el castúo tenía entidad propia, diferenciada tanto del leonés como del castellano, siguieron pensando que debían defender la normativización de esa supuesta lengua; y quienes pensábamos que la variedad lingüística de Extremadura, pese a ser muy rica, no permitía que se avanzara por caminos que condujeran al absurdo de inventar gramáticas continuamos pensando lo mismo. La diferencia entre unos y otros estaba, y sigue estando, en que nosotros no dudamos en investigar, en hacer grabaciones a diestro y siniestro, en publicar los resultados de nuestros estudios, mientras que los demás emponzoñan, confunden e inventan. No se puede hacer Dialectología desde una habitación, esperando a que llegue la inspiración divina que nos diga qué se tiene o no que hablar. La Dialectología (con mayúsculas) se hace en el campo, recorriendo la región, hablando con las gentes, empapándonos de cultura tradicional.

El día que pasee por la ciudad de Cáceres, por los pueblos del Jerte, por las tierras de Alcántara o por los campos de Llerena y oiga hablar a la gente como dicen estos irresponsables que se habla en Extremadura, entonces seré el primero en defender que existe un idioma llamado castúo. Mientras tanto, continuaré con la labor de estudiar las ricas hablas extremeñas, analizando su fonética, su variedad léxica y sus particularidades morfosintácticas, y continuaré haciéndolo sin faltar al respeto a los verdaderos protagonistas de esta historia, a los hablantes, cosa que no hacen quienes los ridiculizan con un idioma inventado que puede ofender a más de uno.

*Doctor en Filología y especialistaen Dialectología extremeña.