Hoy se cumple el XXXV aniversario de la tragedia del cámping de Los Alfaques. El 11 de julio de 1978, un camión cargado de propileno estalló tras volcar en la carretera N-340. Una bola de fuego abrasó a 215 personas. La investigación estableció que la sobrecarga de la cisterna provocó que el accidente se convirtiese en una tragedia cuyo recuerdo estremece. Entonces, España ni siquiera disponía de una normativa que fijase las condiciones del transporte de mercancías peligrosas. En parte como reacción a aquella horrible tragedia, en parte gracias a la integración de España en la Unión Europea, las condiciones de seguridad son ahora mucho más exigentes. Hoy, el accidente de Los Alfaques no se hubiese producido. Este país ha cambiado mucho en 25 años. Pero ni las medidas de prevención ni las mejoras en las infraestructuras pueden anular todos los riesgos posibles, ni en algunos sectores los esfuerzos han sido suficientes. Los 87 muertos en el cámping Las Nieves de Biescas nos lo recordaron en 1996. Al igual que, hace un mes, el choque de trenes en Albacete, en el que murieron 19 personas por la combinación de un error humano y un sistema de seguridad obsoleto. Aún no nos hemos recuperado de tantos años de desidia.