Hace diez días, en el Líbano, un coche-bomba explotado al paso de un blindado ocupado por tropas españolas, mató a seis soldados dejando malheridos a otros tantos. Antes de ayer, en el Yemen, otros siete españoles murieron asesinados por mano de un terrorista suicida; otros seis resultaron heridos de gravedad.

La matanza del Yemen se producía a media tarde del lunes, apenas unas horas antes de que el juez Javier Gómez Bermúdez , presidente de la Sala de la Audiencia Nacional que juzga a los presuntos responsables del 11-M, declarara que el juicio estaba visto para sentencia. Sabido que en el banquillo de los acusados se encuentran varios sujetos a los que la Fiscalía responsabiliza de haber participado o colaborado en la colocación de las bombas en los trenes de Atocha -bombas que acabaron con la vida de 191 personas- tengo para mí que sería necio mirar hacia otra parte y no pararse a reflexionar sobre la más que probable relación entre los dos últimos atentados y aquel que ha sido juzgado por la Audiencia Nacional.

Las fuentes oficiales hablan de Al Qaeda --difusa marca terrorista usada según los expertos como "franquicia" por grupos islamistas radicales-- como probable responsable o inductora de estos crímenes. De Al Qaeda se ha hablado, y mucho, a lo largo de la vista oral celebrada en la Casa de Campo de Madrid. Un juicio del que los canales internacionales de televisión han venido informando durante las cincuenta y tantas sesiones que ha durado ¡Claro que en el Líbano, en Yemen y en el resto del mundo árabe han visto esa diaria crónica de tribunales!

Por eso, creo que puesto que el juicio también se ha visto en Afganistán, las tropas españolas destacadas allí harán bien en extremar las medidas de seguridad, porque no hay que descartar que los terroristas islamistas lo intenten otra vez. Está claro que los islamistas radicales no se han dejado impresionar por la ingenua propuesta de ´Alianza de Civilizaciones´.

*Periodista