Profesor

Casi todos los ciudadanos y ciudadanas que pasan de los cuarenta y tantos se han dado el gustazo en este país de votar desde finales de los años setenta, alternando municipales y autonómicas con generales; los más jóvenes, este año 2003, irónicamente simultanearán los últimos exámenes de segundo de bachillerato con su primera votación democrática.

Aun respetando opiniones, reconozco que no me van mucho los que se abstienen, por aquello de que: En un mundo donde no das tu parecer, pudiéndolo hacer, la política lo hará por ti, sin contar contigo .

El hombre del tiempo anuncia para hoy sol; las encuestas hablan de un 30% de indecisos, pero no dicen nada de abstenciones preocupantes y eso es positivo. Echada ya toda la carne en el asador de la campaña, es de agradecer el esfuerzo, con más o menos acierto, de los partidos políticos y de sus maquinarias electorales que creo han conseguido despertar cierto interés, hace años adormecido.

Ahora sólo queda sumar o restar esta noche, en la que casi todos habrán ganado. Los portavoces o jefes de filas arrimarán el ascua a su sardina y aprovecharán la parte positiva de los datos, bien para brindar por el triunfo claro, o por la derrota llevadera. Por fortuna la liga de fútbol no ha terminado aún y la pelota aliviará a los que no queden contentos del todo. Los que no hayan votado, no tendrán derecho a reclamaciones, aunque esto en una España en la que se protesta por casi todo es difícil de conseguir. La fiesta democrática del voto ya es mayor de edad y ello es bueno, aunque algunos se mosqueen y echen la culpa de sus malos resultados a todo, menos a las virtudes del contrario.

¡País mayor de edad, a pesar de algunos!