Antonio Pozo, alcalde pedáneo de la localidad todavía denominada Guadiana del Caudillo, entidad local menor de Badajoz, se manifestó ayer ante la Presidencia de la Junta para protestar por que el Ejecutivo supedite la independencia de Badajoz a que pase a llamarse solo Guadiana, sin ´del Caudillo´. Pozo teme que tras esa decisión de la Junta se oculte un ardid del PSOE para hacerse con la alcaldía, toda vez que tradicionalmente los habitantes de Guadiana --que votan en dos urnas, una para la entidad menor y otra para el ayuntamiento matriz, Badajoz-- dan su apoyo al candidato socialista de la capital. Si la independencia se aprobara tras las elecciones se formaría una gestora gobernada por la mayoría que hubiera salido de la votación en la urna del ayuntamiento matriz, teóricamente el PSOE. Pero, aunque fuera así (la Junta asegura que no hay interés electoral en su decisión) ese argumento es contrario a sus intereses, puesto que lo que está haciendo Pozo es dando una excusa al Gobierno regional para que retrase la proclamación de independencia y que Guadiana no vote a su ayuntamiento antes del 22 de mayo. En la práctica, el alcalde pedáneo está poniendo excusas de todo tipo para no cambiar el nombre (que si no le ha informado el Consejo de Consultivo, ni la Diputación, que si hay que preguntar a los vecinos), cuando como responsable político debería saber que hay una ley, la de la Memoria Histórica, que está por encima de esos informes, y que establece que los nuevos municipios --y Guadiana lo sería tras su independencia-- no pueden llevar nombres del franquismo. Preocupa que Pozo no lo sepa. Preocupa más que el PP apoye esas demandas.