Escritor

Mi amigo me cuenta que en una boda de estos días, donde los ciudadanos nos enteramos lo que piensa la familia contraria, y nos encontramos con ese conocido que teníamos olvidado, pues con uno de ellos la conversación recurrente fueron los abonos del CD Badajoz, pero esto se puede extrapolar a todos los clubs en la sociedad española y, sobre todo en Badajoz, y me imagino que en Cáceres también, (ahora con los fuegos se pone de manifiesto) que lo que haya que pagar, lo paguen otros. Es decir, que un exjugador de fútbol piensa que los clubs deben regalar abonos a sus exfutbolistas, como una forma de animar la cosa. Después ese futbolista, si le dejaron algo a deber, te hubiera denunciado, pero es que lo que él entregó fue demasiado. Y por esa regla, los camareros jubilados podrían ir por los bares de copas y tapas, y los excarpinteros por las fábricas de muebles, y los excomerciantes ya jubilados por los comercios llevándose lo que les apeteciera, y no te digo nada los exempleados del Corte Inglés. Es decir, que haríamos otra sociedad que pondría a prueba nuestra resistencia final. Todos tendríamos derecho a un abono de algo.

Todo esto se debe a esa regla que no cuesta dinero, de raíz cristiana, que haciendo los nueve primeros viernes de mes comulgando, te salvas seguro. Es como una especie de abono eterno, para después hacer lo que te venga en gana. En mi colegio se trabajaba esta idea del abono de los nueve primeros viernes de mes, que no sé si alguno de mis compañeros muertos estará ya disfrutando de la presencia permanente de Dios. Después llega la Agencia Tributaria y te deshace esta ilusión de la vida como abono de todo, incluidos los trabajadores de la construcción, que tendrían derecho sobre las casas que ellos ayudaron a construir.

El problema que tendríamos los autores de teatro es que habrías de hacerte socio de la Fundación Francisco Franco, porque en esta hora, el Ministerio de Cultura ha denegado todas las ayudas al resto de las asociaciones que no lleven entre sus fines el canto del Cara al Sol. Por esta excepcional regla, a España la han marginado también de una cumbre sobre Irak, porque nosotros tendremos que esperar la leche en polvo de Bush, que es lo que merecemos.