La polémica sobre la reforma de la interrupción del embarazo se ha centrado en las jóvenes entre 16 y 18 años, que disfrutan de mayoría de edad para la autonomía sanitaria, con excepción del aborto, en cuyo caso siguen dependiendo de la patria potestad. La ley propone que no tengan obligación de consultar ni pedir autorización a sus padres. Nos encontramos en un asunto cuya envoltura emocional oculta la reflexión sociológica y política sobre la verdadera naturaleza del problema. Ser madre es algo insustituible en las consecuencias de diverso orden que comporta para la persona afectada. Ser madre, a cualquier edad, es una decisión personalísima que se puede compartir si se desea con la pareja, con las amigas o con los padres, pero cuya resolución final debiera ser intransferible e inseparable de la condición de mujer. La delgada línea roja que separa la consulta de la necesidad de autorización es muy difícil de establecer, y desde luego imposible de generalizar porque no hay dos situaciones socioculturales iguales y no hay dos familias de la misma naturaleza. En el imaginario idílico de la derecha, que pretende que una sociedad como la nuestra tiene homogeneizados los comportamientos familiares en climas constructivos, tolerantes y democráticos, no hay nada más fácil que sentenciar lo incomprensible de que una joven tome una decisión tan importante al margen de su propia familia. Pero en la realidad social, muchas jóvenes tienen redes de apoyo personal que no tienen que ver con una familia basada en la incomprensión, probablemente recíproca. Si la prioridad sobre la maternidad tiene que recaer fundamentalmente en la joven embarazada, ese derecho será el primero que habrá que proteger. Y las jóvenes que quieran compartir con su familia la decisión, lo harán sin trabas. Y las que teman ser coaccionadas, incomprendidas o reprendidas, acudirán a quienes en su forma de ver la vida puedan estar más cercanas. Tal vez el asunto deba ser debatido y explicado con sensibilidad y sabiendo el boicot que querrán hacer quienes están contra el aborto en todos los casos, que aprovecharán este debate para llevar el agua a su molino.