El Ministerio de Sanidad acaba de publicar datos de los abortos practicados en España en el 2006 y de ellos se deduce que crecen entre las extremeñas de forma significativa, si bien las estadísticas regionales están desvirtuadas porque más de 1.600 portuguesas (500 más que las de aquí) utilizan las dos clínicas existentes en la región para interrumpir sus embarazos de forma voluntaria, y este hecho engorda las listas del aborto en Extremadura. No obstante, hay un dato preocupante: somos la primera región de España en porcentaje de abortos de menores de edad, y con una diferencia significativa respecto a la media. El 9,3% de las interrupciones del embarazo en el 2006 fueron de menores extremeñas, frente al 5,8% de la media nacional. Los expertos están de acuerdo en el diagnóstico y en el tratamiento: desde la Federación de Planificación Familiar Estatal y el Centro Superior de Investigaciones Científicas, en que se percibe el problema de forma general, a los médicos que como Azucena Llopis, responsable de Planificación Familiar en Mérida, se topan cada día con personas con nombres y apellidos que se tienen que enfrentar a la decisión de abortar, coinciden en señalar que solo con la información y con la formación se puede atajar este problema. Los expertos del CSIC afirman que la educación e información sexual se debería impartir obligatoriamente en las escuelas. Pero tal vez no sería suficiente, puesto que como señala la doctora Llopis de poco sirve una información abundante si no sirve para formar a los chicos y chicas para tomar decisiones responsables en sus conductas sexuales. La formación, por tanto; un paso más que la información.