WEwl salón internacional de la alimentación, Alimentaria, que se celebra esta semana en Barcelona, está siendo un magnífico escaparate para el centenar de empresas extremeñas que en él participan. Si de por sí es plausible el hecho de que todas acudan unidas al certamen, lo que permite estar juntos en cada uno de los sectores allí representados y vender mejor las excelencias de la región, quizá lo sea más el que pequeñas empresas hayan aprendido la lección de que para vender un producto hay que ofertarlo en la ferias especializadas, y ésta lo es, ya que se ha convertido, después de la de Colonia, en la segunda más importante de Europa.

Pero las empresas extremeñas no tienen canales de comercialización tan asentados como los que poseen las grandes firmas nacionales e internacionales, lo cual les obliga a estar presentes en cuantos eventos conciten el interés de las distribuidoras y del gran público. Por eso, el empresariado, que ya ha aprendido a trabajar en equipo, debe ahora plantearse el reto de sacar fuera de la región sus productos también de manera mancomunada, única forma de crecer ellos y la economía regional. Como los productos son bien valorados, sólo habrá que hacerlos llegar al gran público.