Hace poco, sentado en un banco de Cánovas, escuchaba la conversación de dos jubilados, en la que uno le día a otro: «Cáceres, ni para jubilarse. ¡Qué ciudad más aburrida! No hay dónde ir. En Badajoz no paran de organizar actividades durante el verano, pero en Cáceres, ponen el cartel de ‘cerrado por vacaciones’».

Esta reflexión me sorprendió porque llevo años sintiendo lo mismo y pensando que, si no fuera porque trabajo aquí y por mi familia, hace tiempo que habría cogido la maleta y sólo volvería de visita. A quien corresponda: hagan algo. Denle chispa a esta ciudad.