TCtontra lo que Acebes dice, no pueden ser inmigrantes los que asaltan chalets en Tarragona: a esas horas, los inmigrantes están trabajando, o cuidando a sus hijos, o enviando remesas a los familiares que han quedado en sus países. Acebes, cuya ligereza al identificar inmigración y delincuencia sólo es comparable a su irresponsabilidad, carece de la contención intelectual que ha de exigirse a cualquier representante del pueblo, de izquierdas o de derecha, y por ello se desboca en su obsesión por atacar al Gobierno y pretende confundir a la gente con su propia y deliberada confusión. En su simplicidad, cree que relacionando a los atracadores extranjeros con los trabajadores extranjeros, descalifica la política de inmigración del Ejecutivo que regularizó la situación de los que con el anterior gobierno, el de Acebes, eran poco más que bultos explotables, esto es, subciudadanos sin derechos ni deberes.

Debería saber Acebes que los trabajadores no atracan, ni allanan moradas, ni torturan a las familias en busca de la caja fuerte, pero que sepa eso tal vez sea pedir mucho al que no sabe que cuando se fracasa en política, como él hizo cuando siendo ministro del Interior y garante de la seguridad de los españoles no acertó a evitar la matanza del 11-M, hay que pedir perdón, marcharse y dedicarse a otra cosa. Asombra que quien se desgañita pidiendo consenso para los grandes asuntos de Estado, sea tan incapaz de adherirse al consenso básico de laborar por la pacífica y armoniosa convivencia entre nacionales y extranjeros, vecinos hoy, para beneficio de ambos, del mismo solar. Los policías que le escoltan podrán dedicarse, por lo demás, a la lucha contra el delito cuando fructifique el proceso de paz que, por cierto, tan poco le gusta y tanto le exaspera.

*Periodista