Soy un residente en una de las unifamiliares del R-66 B de la ciudad de Cáceres y llevo un tiempo observando, en mis diarios paseos por la urbanización, el continuo e inexorable levantamiento que está sufriendo el acerado provocado por el crecimiento de los árboles que en su día se plantaron. Está claro que el responsable del plantado de estos árboles, carecía de formación, experiencia y conocimiento acerca del desarrollo de los mismos en este entorno. En verano las calles están muy poco iluminadas porque los árboles se comen las farolas y en esta época, es tal la cantidad de hojas que caen, que hay días que no se puede transitar por las aceras, hasta el punto de atascar los imbornales del alcantarillado y los sumideros de las terrazas de nuestras viviendas. He pasado por las oficinas del ayuntamiento para advertirles del tema y de que a algunos propietarios nos están empezando a aparecer grietas en nuestros cerramientos. Confiemos en que se tomen pronto medidas porque en breve plazo de tiempo el arreglo de estos desperfectos le puede salir muy costoso al erario municipal. FERNANDO CALLEJA ESPARRAGO. Cáceres