Compartía una amiga en Facebook un tuit que traducido al castellano sería algo así como «No todos los hombres acosan a las mujeres. Pero todas las mujeres se han sentido en algún punto (de sus vidas) acosadas por hombres».

La publicación tiene hasta el momento 46 ‘me gusta’ -de los cuales por cierto sólo una docena provienen de chicos-. El caso es el debate que se abrió cuando otro amigo mostró vehementemente su desacuerdo y afirmó que «no todas las mujeres han sido acosadas por hombres». Como suele ocurrir en las redes, toda una discusión se abrió entre varias chicas intentando hacerle ver al autor del comentario su equivocación y éste intentando defenderse con argumentos tales como la petición de «pruebas empíricas» de que todas las mujeres hayan sufrido acoso, pues parece que ni las experiencias de esas chicas ni las que probablemente conocería si le preguntara a otras mujeres de su alrededor le bastasen.

Hagan la prueba. Pregunten y verán. Puede que para las mentes más estrictas sea complicado delimitar la línea entre acoso y molestia. Por eso, el hecho de que todas, todas, hayamos experimentado a algún baboso lanzándonos algún «piropo» en medio de la calle o simplemente gruñendo, puede que no sea acoso, y que además nos tengamos que sentir orgullosas, como ya hemos escuchado decir más de una vez. Por eso también el que todas nos hayamos sentido inseguras al volver a casa solas por la noche debe ser una paranoia que nuestras hormonas genera y no podemos evitar. Por eso deberíamos sin embargo hablar más de esas salas que nos invitan a entrar gratis mientras los hombres pagan -gracias por reducirnos de nuevo a objetos en lugar de sujetos, la brecha salarial y el techo de cristal se deben compensar con ese ahorro-.

Esta semana ha sido negra en cuanto a violencia de género en el país y sigue la tendencia de este año 2017: una mujer asesinada cada 80 horas. Una mujer que puede ser cualquiera de nosotras que caiga en una relación con alguien que piense que somos de su propiedad. Esa es la cara más negra y visible de una sociedad que aún tiene muchos pasos que dar.

No, no todos los hombres son unos acosadores. Pero a muchos les falta todavía la empatía para apoyarnos en nuestras batallas diarias. *Periodista.