TLta Iglesia ortodoxa, que se guía por el antiguo calendario juliano, celebró ayer la Navidad, 13 días más tarde que el rito católico. Es por ello por lo que las autoridades egipcias han reforzado las medidas de seguridad después de que en la noche de Año Nuevo un atentado acabara con la vida de 21 coptos ortodoxos que salían de misa en una iglesia de Alejandría. El Egipto de Mubarak ha reaccionado con lentitud y extrema desidia ante un fenómeno que se expande desde el Magreb hasta las monarquías petroleras del Golfo: la violencia del terrorismo islámico contra las minorías cristianas. Siempre resulta más fácil desviar la mirada, alentar el rechazo al diferente, que atender los verdaderos problemas que atenazan al común de las gentes (un cuento también aplicable a los mandamases occidentales). Florecen fundamentalismos de una y otra índole por doquier.

Ya nada debe de quedar de la Alejandría misteriosa, puerto cosmopolita y políglota, aquel oasis de blancos minaretes que alabaron el poeta Kavafis y el novelista británico Lawrence Durrell en su Cuarteto : "¿Qué resume la palabra Alejandría? --escribió--. Evoco en seguida innumerables calles donde se arremolina el polvo. Hoy es de las moscas y los mendigos y, entre ambas especies, de todos aquellos que llevan una existencia vicaria".

La región mediterránea, punto de intersección de las tres principales religiones monoteístas --cristianismo, islam, judaísmo--, alberga en sus orillas un puñado de ciudades donde se enarboló el estandarte de la tolerancia y el abrazo de lo diverso durante un tiempo efímero, pero aun en medio de ásperos conflictos políticos: Alejandría, Estambul, Tánger, Tetuán, Trieste, Sarajevo. También fue abierta Jerusalén.

No deja de ser curioso que todos esos topónimos arrastren consigo tan fecundo bagaje literario. Tal vez la explicación radique en que su único destino posible era ese: la imaginación, lo inalcanzable, la memoria, el deseo, el sueño nunca consumado de Alejandro Magno de fusionar Oriente y Occidente. Algunos ilusos queremos pensar que todavía es posible.