La Armada Española, y debemos felicitarnos por ello, no tiene ningún problema. Está claro que posee todos los submarinos que necesita, que su dotación presupuestaria es holgada, que no carece de medios a la hora de acudir a unas maniobras, y que su personal especializado es suficiente. No es que haya tenido acceso a datos confidenciales u oficiales, ni siquiera oficiosos, pero supongo que todo ello es así, por una prueba irrefragable, y es que en el seno de la Armada el asunto del que más se habla es del acoso al teniente de navío Francisco José Gallego Aranda . El teniente es también licenciado en Derecho y, en su tiempo libre, que no debe ser mucho, escribe algún artículo. Es decir, que el teniente de navío pertenece a esa nueva clase de militares modernos, preparados, con estudios académicos añadidos a los castrenses y a los recibidos en las academias militares, y, además, amante de las letras y de su ejercicio.

Sin embargo, el teniente escribió un artículo sobre la estúpida orden de cerrar una playa ´sine die´, y eso le ha valido ser observado como un peligroso. ¿Qué? ¿Desleal? ¿Rebelde? ¿Revolucionario?. Esta Armada que queremos moderna y libre de prejuicios resulta que cuando alguien piensa y escribe, y no se dedica a darle al botafumeiro del almirantazgo, no solamente es observado con renuencia, sino que es perseguido y sancionado. El cierre del uso de la playa de Rota es una melonada, porque los almirantes y los ministros, y los periodistas, somos capaces de cometer melonadas. Pero un teniente de navío no lo puede decir, por cierto, con términos corteses y educados, sin sufrir el acoso de los bienpensantes y pelotas en general que creen que el jefe siempre tiene razón, y mucho más si es almirante.