XLxa coalición Francisco Muñoz-José María Saponi contra el Womad de Cáceres ha sumado un nuevo triunfo: este año habrá más de lo mismo y menos del espíritu original. Es una larga historia...

El equipo de gobierno del Partido Popular nunca quiso el Womad. En su imaginario, las únicas concentraciones ciudadanas posibles debían ser en Semana Santa y en los toros. Esa es su cultura, la de siempre, la rancia y antigua cultura de la España del XIX. El olor a incienso, los trajes negros, los masculinos toreros, las femeninas mujeres, las marchas y pasodobles a cargo de las bandas musicales.

Más sorprendente es la actitud del Partido Socialista, tanto del grupo municipal cacereño como de los responsables de la Consejería de Cultura, pero a la postre han preferido identificarse con los postulados conservadores y abandonar toda esperanza de innovación cultural, de protagonismo ciudadano y, sobre todo, de protagonismo de nuestros jóvenes. He escuchado muchas veces a mis antiguos compañeros concejales socialistas que lo importante, lo más extraordinario es la visita de Isabel la Católica (¡Santa Isabel la Católica!) a Cáceres o los hechos de armas protagonizados por nuestros conquistadores, por nuestros nobles de abolengo inmemorial...

En la propuesta de Womad que han hecho ya sólo hay cabida al espectáculo y al marketing para lo que en su momento fue un encuentro de culturas que tenía su espacio en nuestras plazas y rincones. Lo que iba precedido por escuelas taller, charlas, actos centrados en la solidaridad, en la historia de otros mundos o exposiciones temáticas, ya no tiene cabida. El Womad ha sido uno de esos espectáculos que no sólo ha permitido a Cáceres promocionarse en medio mundo, sino que nos ha dejado unos ingresos bastante más considerables que la suma de cuatro Semanas Santas y dos bajadas de la Virgen. Pero a pesar de sus dividendos económicos, de la proyección pública, del canto a la multiculturalidad, del disfrute de buena música, a pesar de todo ello, para algunos de mis conciudadanos el Womad era un encuentro de gente extraña , de vestimentas coloridas que venían a la ciudad a realizar una especie de macrobotellón...

La coalición Muñoz-Saponi se ha salido con la suya, pero no es un triunfo definitivo. Ahora corresponde el protagonismo a los ciudadanos, a los movimientos sociales, a los amantes de la música, a quienes apostamos por la solidaridad, a los miles de jóvenes que no se conforman con las propuestas que el concejal de Juventud viene realizando desde hace ya demasiados años.

Debemos tomar la iniciativa: pedir un Womad que no degenere en macroconcierto en las afueras, pedir un encuentro entre ciudadanos. Se pueden recuperar los talleres, las exposiciones, las charlas. Santa María, la plaza de San Jorge, la plaza de las Veletas y la propia plaza Mayor pueden vibrar con los cantos. Sólo así lograremos que la vieja ciudad de Cáceres no se convierta en un museo de cartón-piedra, sino en un espacio vivo.

En la propuesta de Womad que han hecho ya sólo hay cabida para el espectáculo y el marketing.

Lo que en su momento fue un encuentro de culturas que tenía su espacio en las plazas y rincones de Cáceres, ya no tiene cabida en este festival