Siguiendo con la adivinanza del Cacereño de ayer, habría que preguntarse: ¿Quién está dispuesto a apostar por un club de Tercera? Haberlos, insistimos, haylos. Y es que, a pesar de ser de Tercera, puede ser un buen negocio. En la ciudad, ya se vio en su día, nadie apostó por comprar acciones. Pero en la provincia --e incluso en la región-- hay tentaciones. Y no es humo, repetimos. El único humo, el del puro del presidente.