Vaya por delante mi agradecimiento a todos los que en la tarde de ayer socorrieron a mi hija, cuando un tipo le propinó una patada en la nuca y la estampó contra el suelo. ¿Qué está pasando?

Cuántas preguntas llegan a mi mente atormentada que ni yo misma comprendo cómo consigo mantener equilibrada. Cualquiera puede adivinar lo que ahora siento y tengo que ampararme en la razón para mantener firme mi actitud, esperando que actúe la justicia, como así debe ser.

Hoy hago mío un proverbio indio: "Antes de juzgar a una persona, camina durante tres lunas con sus mocasines".

Le pido a las personas que saben hacer uso de la justicia tomen en una de sus manos la ley y en la otra mis mocasines y desde esta dualidad actúen.

La violencia nos invade, desgraciadamente, pero yo pregunto ¿Cómo debo calificar a aquel que patea la cabeza a una niña discapacitada, a un ángel- porque tengo licencia, ¿no?

A ese ángel le digo, hija mía, el miedo crea química tóxica en el organismo y no debes permitir que esto te impida seguir tu vida, tu trabajo, tus compañeros, tus amigos, tu familia, recorrer Cáceres como siempre lo has hecho, con tu coleta rubia, impartiendo clases magistrales de autoestima por todas las esquinas. Tu personalidad, para mí envidiable, debe respaldar tu vida y pasar página. La vida es dura, tanto como la piedra que te causó el chichón.

Como dijo San Francisco de Asís: "Nada pido, nada desprecio, Dios sabe que existo".

Rocío, mi chichón , pa´lante.

Irene García Bazaga **

Cáceres