Con rotundidad Pedro Sánchez dio ayer la campanada y se impuso a Susana Díaz en las primarias del PSOE. Por segunda vez consecutiva, Sánchez se convierte en secretario general gracias al apoyo de la militancia, pero esta vez su victoria tiene un sabor muy diferente. Si la primera vez Sánchez era el candidato que gozaba del apoyo del establishment socialista, esta vez era el aspirante outsider tras haber sido descabalgado en octubre por el comité federal poco antes de la investidura de Mariano Rajoy. Convertido casi en un apestado político, Sánchez se propuso regresar, y lo ha conseguido con un discurso que apuesta por el pacto con Podemos y el enfrentamiento sin fisuras con el PP.

A Sánchez no le han pasado factura ni su falta de credibilidad ante muchos militantes del partido, ni la campaña de descrédito, ni las dos elecciones consecutivas que perdió ante Rajoy ni su incapacidad para lograr pactar con Podemos un Gobierno de progreso. Fiel al signo de los tiempos políticos, la militancia del PSOE ha dado un soberano portazo al partido de toda la vida que simboliza Díaz y se echa en brazos de un Sánchez que, pese a no ser un nuevo dirigente, sí propone un nuevo discurso. Hasta qué punto el cambio de Sánchez es real o solo un trampolín con el que regresar a la secretaría general es una de las incógnitas que el nuevo dirigente socialista debe empezar a dilucidar.

La derrota en las primarias supone un claro fracaso para Díaz. Tras años de dudas, la presidenta de la Junta de Andalucía finalmente se había decidido a dar el paso al frente en estas primarias, y ha sido derrotada pese a contar con el apoyo del aparato, de la mayoría de los barones y de los líderes históricos del partido. Su fracaso simboliza la brecha del PSOE que ahora habrá que reconstruir tanto desde la nueva secretaría como desde los bastiones regionales que han apoyado al bando contrario.

Así, le toca a Pedro Sánchez liderar el difícil proceso de reconstruir lo destruido y para ello debe contar con líderes que no han estado con él como el extremeño Guillermo Fernández Vara quien ya ayer noche le felicitó a través de las redes sociales y se ofreció a ayudarle desde hoy mismo.

El PSOE lleva mucho tiempo equivocándose, y Pedro Sánchez tiene un buen puñado de errores en su haber todos estos meses. Sería una equivocación mayor entretenerse en vendettas políticas cuando lo que necesitan el PSOE, y España, es un sólido proyecto de gobierno alternativo al del Partido Popular.