El más grave enfrentamiento del que tenemos noticia entre las tropas españolas desplegadas en Afganistán y grupos de insurgentes se produjo el jueves, 24 horas después de un primer ataque de lo que los mandos califican de "bandidos", pero que otras fuentes afirman que se trata de talibanes. Este incidente confirma el deterioro creciente de la seguridad en Afganistán y el empeoramiento imparable del conflicto. Ayer mismo, fuerzas de la OTAN efectuaron un bombardeo que causó la muerte de entre 50 y 90 personas, la mayoría talibanes y varios civiles, según fuentes de la Alianza, aunque testigos presenciales hablan de decenas de civiles entre las víctimas, incluidos mujeres y niños. El combate de las tropas españolas, que duró seis horas, ha reabierto el debate de la presencia en aquel país y de la capacidad del contingente español para enfrentarse a la insurgencia. Hay voces que recuerdan que las tropas españolas, que llegaron a Afganistán hace siete años en misión de reconstrucción y se encuentran ahora inmersas en una guerra, no están suficientemente preparadas. De hecho, en el combate del jueves tuvieron que ser reforzadas con helicópteros italianos. Mientras se evalúa si se envían o más tropas, bueno sería aprovechar la situación para debatir de una vez por todas sobre la presencia española en Afganistán. El debate es inaplazable.