Para lo único que ha servido eso que algunos, con una frivolidad digna de mejor causa, llaman debate sobre el cementerio nuclear es para escuchar a los alcaldes de Yebra y de Ascó y comprobar que son personas que saben de lo que hablan y que se han metido en el lío contando con argumentos sólidos para defender sus posturas, gusten o no. Es reconfortante que, de vez en cuando, aparezca un político con peso específico. Aunque nunca vayas a votarle. Que los alcaldes menores solo suelen salir en los papeles porque se han forrado a golpe de recalificaciones. Más allá de eso, la trifulca está marcada por la debilidad política de los demás actuantes. O nace justamente de ella. Y de eso no suele salir nada bueno. Veamos. Si es verdad que Montilla se opone al cementerio porque ICV amenaza con romper el tripartito si no lo hace, hay que concluir que el president lo tiene negro, porque hoy será por esto, pero mañana, por lo otro. Tampoco ICV sale bien parada. Porque apostar tan fuerte cuando seguramente están en juego muy pocos de sus votos, no indica fortaleza. Lo mismo, en dosis aún mayores, vale para la pelea entre Barreda y Cospedal . Porque si la oferta del alcalde de Yebra puede decidir quién de los dos será el futuro presidente de Castilla-La Mancha, apañados están. Y es que en la extensísima provincia de Guadalajara votan, como mucho, 150.000 personas, y casi la mitad de ellos en la capital y en Azuqueca. Se dirá que también cuentan los principios y lo de no ser menos que el rival. Pero podrían haber escogido un terreno mejor para medirse. Entre otras cosas, porque la provincia ya cuenta con centrales nucleares, una en uso y la otra en desuso, que ninguno de ellos cuestiona. Tampoco Zapatero y Rajoy salen bien parados. No solo porque el asunto ha confirmado que no mandan como debieran en los suyos, sino, sobre todo, porque no han podido, no han querido, o no han sabido ponerse de acuerdo sobre el asunto antes de que este se saliera de madre. Que por ahí tenía que haber empezado el proceso. Esa incapacidad también expresa debilidad. Y es la más grave de todas.