TAtldea Moret es un barrio cacereño, producto del marxismo realista de unos y de la teología de la estampita de la Virgen de otros. Gracias a los primeros llegó el aluvión chabolista del Junquillo y el Garrucho y gracias a los segundos los vecinos están en manos de Dios, porque los hombres no hacen nada por resolver la convivencia ciudadana y evitar que el nombre del barrio salte a la prensa local y nacional por hechos y acontecimientos escabrosos, como el último de la chica emparedada.

Aldea Moret ha sido una batahola de voluntarios, asociaciones, Ongs, y servicios sociales intentando poner en práctica toda la literatura de la intervención social. Se han hecho cientos de planes, estudios, proyectos, programas, esbozos, diseños especiales para que ese barrio funcione, pero a juzgar por los resultados no se han consechado más que fracasos, por lo que es fácil concluir que las cosas no se han hecho bien tal vez porque no se tiene idea de la realidad del barrio, ni se sabe qué tiene de inteligible esa realidad, qué significa, qué hacer con ella, cómo hacerlo, aunque siempre se haya terminado por hacer algo, venga o no a cuento.

El actual Gobierno municipal dirige el Ayuntamiento de Cáceres hace muchos años. Bien pudiera ser Aldea Moret el modelo de la ineficacia de ese ayuntamiento.

¿Hay delincuencia en ese barrio? ¿No se sienta el alcalde hace más de diez años en la mesa de seguridad ciudadana y no tiene capacidad de mando sobre la policía municipal y de coordinación con otras fuerzas para acabar con esa lacra, después de miles de horas de reuniones en torno a ese tema? ¿Hay marginación, droga, desempleo, desarraigo, extranjeros sin papeles en la barriada? ¿No tiene el ayuntamiento conocimientos, estudios sobre cada una de esas áreas a través de los organismos competentes y equipos sociales solventes para una intervención social eficaz y no ha tenido tiempo durante tantos años para mitigar alguno de estos problemas?

¿No han sido muchos y sucesivos los esfuerzos de otras administraciones por aportar soluciones al barrio que sin embargo no han sumado y que se han solapado porque han pasado en cascada de unos a otros servicios y han resultado, al final, mera morralla burocrática?

Ahora, con el caso de la chica emparedada, volverán a retomarse los estudios, programas y proyectos, los criterios racionales y demográficos para calmar al personal, pero eso no hará más que aumentar la cortina de humo hasta que la prensa nos despierte cualquier día con otro sobresalto.

Pero la gente que se quema las uñas en el barrio por sacarlo adelante no merece una próxima tragedia, merece que de una vez el ayuntamiento les tome en serio.

*Licenciado en Filología