Aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo. Hay acuerdo para formar una gran coalición en Alemania, pero todavía puede descarrilar. Veamos los aspectos positivos de lo que la CDU y el SPD han rubricado casi cinco meses después de las elecciones de septiembre y tras una maratoniana negociación condensada en 177 páginas. Que los dos partidos se dispongan a formar gobierno poniendo fin a una situación de impase generadora de inestabilidad es lo más positivo. Otro activo es el hincapié en la cuestión europea, una de las condiciones impuestas por el SPD. Si algo necesitan Alemania y Europa es que este país esté en condiciones de articular una plataforma con Francia para la reforma de la UE.

Los aspectos negativos son muchos. Los dirigentes de los dos grandes partidos, Angela Merkel y Martin Schulz, salen muy debilitados. Ya quedaron muy desgastados en las elecciones del pasado septiembre. Los democristianos confirmaron la tendencia a la baja, mientras que los socialdemócratas padecieron la peor derrota electoral desde la segunda guerra mundial. El acuerdo alcanzado ahora revela y multiplica estas debilidades. Merkel pierde tres ministerios clave, el de Finanzas y el de Exteriores a favor del SPD, y el de Interior a favor de su socio bávaro, algo que los suyos le pasarán factura.

En cuanto a Schulz, introdujo en el acuerdo una serie de medidas para mejorar la educación y la sanidad, servicios que claman urgentemente por una modernización, pero ni lo acordado responde a lo que es necesario ni parece que todos los firmantes den el mismo significado a las mismas palabras. Ahora hay que esperar al 4 de marzo para ver cuál es la factura que le pasan los suyos. La aprobación del acuerdo por la militancia del SPD es una incógnita. En un congreso el pasado enero el partido dijo sí a continuar la negociación por un margen más que escaso, Ahora son las bases las que decidirán y la campaña para negar el voto al acuerdo, sobre todo entre los jóvenes, es muy activa.

Cuanto ocurre en Alemania es el reflejo de un marco más general en el que aumenta la fragmentación política a expensas de los grandes partidos tradicionales y crecen nuevas fuerzas populistas e intolerantes. Haya o no gobierno, esta situación tendrá un beneficiado que será la xenófoba Alternativa por Alemania y esto es una pésima noticia.