La pasada semana tuvimos la suerte de asistir a un interesantísimo debate, que, si en un principio su título Almaraz, presente y futuro, podía hacer pensar en un encuentro polémico y de posiciones irreconciliables, la realidad nos mostró que, cuando los temas se enfocan con un carácter profesional y razonado, las posiciones se vuelven mucho mas claras y comprensibles para todos.

En el momento actual vivimos dos transiciones energéticas que se deben afrontar simultáneamente; la transición hacia las energías renovables, y la drástica reducción de las emisiones de CO² que nos hemos impuesto con los acuerdos de París.

El debate organizado por Punto de Encuentro de la Sociedad Civil Extremeña, una agrupación promovida recientemente por colegios profesionales, fundaciones privadas y entidades solidarias, alguna de ellas centenarias, tenía como objetivo sensibilizar a nuestros conciudadanos sobre la importancia de unas decisiones, políticas y administrativas, que pueden condicionar el desarrollo de nuestra Comunidad. Pretendíamos sacar a la superficie una de las cuestiones más complejas de la actualidad extremeña, pero a la par una de las que más puede favorecer el avance industrial de la región. Y, por último, tratábamos de poner de manifiesto que el futuro de Almaraz, cualquiera que sea la decisión que se adopte, tiene que enfocarse no solo desde el punto de vista de los interes nacionales, sino también, y de forma clara y contundente, desde los intereses generales de los extremeños.

Para ello tuvimos la suerte de contar con cuatro reconocidas personalidades del ámbito profesional que representaban los aspectos más importantes de la cuestión: la vertiente universitaria, la medioambiental, la profesional y la de los mercados energéticos. El resultado, según las opiniones que nos han llegado, fue un éxito. Probablemente por vez primera en Extremadura pudimos asistir a un debate, es decir a un contraste de opiniones, distintas y diferentes, a veces también contrarias, pero todas ellas fundadas en razones técnicas y profesionales y en la ausencia de prejuicios y de condicionantes ideológicos.

Independientemente de las actitudes favorables o contrarias a la energía nuclear, la opinión mayoritaria respecto a Almaraz se centró en el hecho evidente de que nos encontramos en el tramo final de su vida útil; que hay que prepararse para el futuro y, en consecuencia, es imprescindible diseñar un escenario en el que prevalezcan los intereses de la región, y es aquí donde entran en juego las consideraciones que conllevan las dos transiciones energéticas citadas. El desmantelamiento de las actuales instalaciones y la paulatina sustitución por las energías renovables deben abordarse desde políticas que favorezcan el desarrollo industrial de Extremadura. La energía en nuestra Comunidad tiene que plantearse desde el binomio de producción y de consumo industrial.

Tal vez no sea este el momento de criticar la escasísima contribución que Almaraz ha tenido al desarrollo de la Comunidad, pero sí de exigir que en el futuro más inmediato no se adopten decisiones que no lleven necesariamente aparejadas contrapartidas suficientes para la industrialización extremeña. Los ponentes ofrecieron dos posibles palancas para conseguirlo; el abaratamiento del coste de la energía eléctrica para las industrias que se implanten en Extremadura, y el cambio del marco regulatorio del mercado electrico, de forma que se favorezca la generación distribuida y el autoconsumo.

Estoy convencido que lo más importante de la convocatoria de Cáceres ha sido la oportunidad de haber asistido a un debate sobre Almaraz sin apriorismos y sin condicionantes ideológicos, puesto que todos entendíamos que el final de Almaraz se debe convertirse en una apuesta por las energías renovables, y, sobre todo, una oportunidad para favorecer el desarrollo industrial de Extremadura como fuente de empleo y de progreso.

Sobre estas bases es sobre las que Punto de Encuentro de la Sociedad Civil extremeña se ha marcado un itinerario de reflexión para aflorar los graves problemas que afectan a la región con el más absoluto respeto a las instituciones, a las que corresponde en primer y en último lugar, es decir desde el principio al final, la toma de decisiones. Pero una sociedad moderna y avanzada no puede prescindir del conocimiento y de la información que poseen los ciudadanos organizados en colegios profesionales, ejercen en la Universidad o promueven actividades solidarias a través de fundaciones y entidades de la sociedad civil. Esta es la filosofía de Punto de Encuentro, empeñado en promover debates y reflexión sobre las grandes cuestiones que favorezcan el progreso de los extremeños.