España vuelve a salir muy mal parada en un estudio sobre la extensión de las nuevas tecnologías. Una original y significativa clasificación coloca a nuestro país en los puestos 43º y 93º en la velocidad de descarga y subida, respectivamente, en las conexiones de internet. En el primer puesto aparece Corea del Sur, y en el segundo, Lituania. Eso sí, en ambas listas ocupa el segundo lugar Japón. Quien ha establecido este baremo es un sindicato estadounidense de última generación --Trabajadores de Comunicación-- que ha medido la rapidez con que se establecen las conexiones y descargas de contenidos en la red. Puede sonar a broma que se compare el poco tiempo que tarda una familia coreana frente a una de Estados Unidos en descargar sus fotos de vacaciones; pero ya no tanto si se tiene presente que la velocidad en internet es un elemento capital para el buen funcionamiento de los servicios y la competitividad de muchas empresas.

Estos datos confirman que no hay brecha digital entre países desarrollados o emergentes. Lo determinante son las políticas de adopción de las nuevas tecnologías que hace cada país. Y la clasificación de España en este panorama mundial ya no sorprende. Lo confirman las frecuentes estadísticas europeas que nos sitúan como uno de los países más caros en el acceso a internet y con las peores prestaciones. El Gobierno y los operadores de la red en España tienen el enésimo aviso de su ineficiencia. Y es otro reflejo del déficit de infraestructuras, que no solo son carreteras y puentes sino el tendido universal del futuro, la vía rápida de internet.