XExl mecanismo de formación de los aludes en la alta y media montaña, está en nuestros días muy estudiado. Basta una cantidad relativamente pequeña de nieve deslizándose por una ladera, para que ésta vaya rapidísimamente engrosándose en su camino hacia el valle, y acabe finalmente convirtiéndose en una imponente masa que se lleva por delante cuanto encuentra. La geología ha avanzado mucho en el conocimiento de este fenómeno, y hoy somos capaces, incluso, de poderlo provocar de una manera controlada, lo que habitualmente se hace tanto con fines científicos como preventivos, para evitar daños potenciales.

No hay duda de que las ciencias que estudian estos fenómenos, están mucho más avanzadas que las que abordan y profundizan en los sociológicos, es más, ni siquiera tenemos una denominación singularizada para nombrarlos. Porque, ¿cómo podemos llamar al comportamiento de significativas masas de ciudadanos con motivo de los funerales de Juan Pablo II ? ¿Alud sociológico? ¿Alud sociológico, desencadenado por el alud informático?

Cuando estas cosas ocurren, salvando las distancias, da igual que sea una joven princesa, que un anciano Papa, los medios de comunicación actuales ponen al descubierto su inmenso poder, poder sin fronteras, poder prácticamente omnímodo, que convierte a la sociedad de nuestros días en plastelina, fácilmente moldeable, que actúa bajo reflejos no controlados por la razón. Y es justamente la capacidad de razonar la que nos posibilita la libertad y nos da dimensión humana. Siempre es mucho mejor prevenir que curar, y sería muy mala cosa, que vía condicionamiento mediático, derivásemos hacia una Humanidad como la que describe Orwell en La Máquina del Tiempo , que aparentemente feliz y libre, se congregaba al toque de una llamada misteriosa para ser devorada por un submundo infernal.

Pero no todo han sido en el acontecimiento convertido en espectáculo, ni en el espectáculo del acontecimiento, mareas humanas ganadas por el sentimiento, también han estado lo más florido de la nomenclatura mundial, en lo que a jefes de Estado y primeros ministros se refiere. Aquí, amén de un gesto para muchos ciudadanos católicos de los países occidentales, está jugando la idoneidad del escenario para gestos simbólicos, y en efecto algunos ha habido. El de Bush se me escapa, pero de alguna manera inquieta, el primero en llegar, con dos expresidentes y su tácita jefe de gobierno, es mucha delegación para la metrópoli imperial. A lo largo del renacimiento principalmente, tuvo fama en toda Europa, y la tuvo con razón, el arte de presionar al poder o simplemente el buscarlo entre bambalinas, y se habla de florentino por la elegancia, veneciano por la contundencia y la oscuridad, y vaticano como la suma de ambos. Es de esperar, que Bush se haya limitado a rezar y si acaso a hacer algo de turismo. Nuestra delegación bien, lo mejor Zapatero y Rajoy juntos y de pie, si lo estaban porque no podían arrodillarse, bueno, si pudiendo arrodillarse permanecieron de pie, mejor.

Por otro lado, a pesar del baño de multitudes en que nada la curia romana en estos momentos, algún temor debe haber habido, entre los curiales encargados de canonizar santos, al escuchar la petición del gentío concentrado en la explanada de la basílica Vaticana, de elevar a los altares a Juan Pablo II sin dilación ninguna. La verdad es que aun siendo parte distante, este método lo encuentro bastante mejor que el de los milagros, que obliga a unos procesos largos y complejos, aunque con seguridad que tendrán que perfeccionar el censo. Sobre las tumbas reina siempre el silencio, el impresionante ceremonial del funeral de Juan Pablo II, no fue para él, como ningún funeral es para el difunto, se hace en su nombre pero es para el resto de los vivos.

A pesar de los esfuerzos, paliar la soledad de la muerte es una misión imposible.

*Ingeniero y director generalde Desarrollo Rural del MAPA