WFwrance Télécom (FT), la compañía francesa de telecomunicaciones, acaba de comprar el 83% del operador español de móviles Amena. El Estado francés, que controla el 35% de su capital, hace dos años tuvo que inyectarle 9.000 millones de euros para sanearla. Esa cantidad, más otros 1.600 millones, es lo que pagará por Amena, que es tanto como decir por el 20% del mercado de móviles español.

Esta operación subraya nuestro quijotismo. Mientras damos parabienes a esta empresa semipública francesa para que haga negocio aquí, al BBVA le han puesto todo tipo de zancadillas en Italia, legales y alegales, para que no comprase la Banca Nazionale del Lavoro (BNL), incluso por parte del banco central italiano, al que Bruselas tuvo que llamarle la atención en dos ocasiones por este motivo. El grupo vasco, finalmente, ha tirado la toalla.

Paralelamente, en Francia, el primer ministro Villepin se rasga las vestiduras ante la posibilidad de que los americanos de Pepsico compren su Danone. Ante este panorama, cabe preguntarse quién está equivocado: o el liberal Gobierno español --tanto el actual como el anterior, con su premura para liberalizar el sector eléctrico-- o los demás, tan intervencionistas.