Aunque nadie desde el Gobierno quiere hablar con claridad sobre las nuevas amenazas de ETA, estas son de una precisión tremenda. La entrevista en el diario Gara, realizada por la dirección de la banda, es esclarecedora de muchas cosas, pero la primera que habría que allanar es si ya debemos acostumbrarnos a que una organización terrorista, codificada como tal en las agencias de inteligencia de todo el mundo, pueda amenazar a través de un periódico legal y avisara la ciudadanía de la comisión de delitos.

ETA nos ha precisado algunos extremos que debiéramos anotar. El primero de ellos, que no tiene ninguna voluntad de abandonar la violencia si no es a cambio de condiciones políticas para establecerlo que ellos llaman un "marco democrático" para Euskal Herría que permita acceder a la "territorialidad" y al "derecho de los vascos a decidir su futuro". Es claramente un chantaje formulado con unas condiciones de modificación del entramado político constitucional como condición para no matar. En segundo lugar, amenaza con retomar su senda de crímenes si la organización Batasuna no está en el proceso electoral, naturalmente sin cumplir la ley de partidos. Y, por último, las detenciones del comando Donosti, otras investigaciones policiales y las advertencias de los servicios de seguridad franceses indican claramente que la banda se ha reorganizado y tiene engrasada su maquinaria de matar.

Ante esta situación el Gobierno tiene dos opciones: hacer como si no pasara nada, agotar el procedimiento de persecución de las candidaturas que no cumplan la ley de partidos y esperar a que estalle la primera bomba o hablar claramente a la ciudadanía. Con la actual situación de ETA, es impensable que el Gobierno permita a ninguna candidatura vinculada a Batasuna que pase el filtro de la presentación electoral. La segunda opción que tiene el Gobierno, que es además la más recomendable, es hablar claramente a la ciudadanía de que se ha perdido cualquier esperanza de lograr un acuerdo dialogado para que ETA deje de matar y que, en consecuencia, todos tenemos que estar preparados para lo peor. Esta actitud le daría a José Luis Rodríguez Zapatero legitimidad para pedir un inmenso apoyo ciudadano y encabezar una ofensiva contra ETA para acabar con ella con todo el peso de la ley. Esa es la gran oportunidad de recuperar el liderazgo social contra ETA.

*Periodista