TSteñor don Javier Figueredo :

Cuando me avisaron que el último toro plantado por Osborne junto a la N-630, por arte o encantamiento, se había transformado en vaca, volé a buscar mis cámaras para que la imagen, circunstancial y efímera, pudiera conservarse para siempre. Estuve, señor Figueredo, en varias ocasiones y a diferentes horas solares, fotografiando su obra, sin poder pedirle permiso al desconocer la autoría del creativo que había tenido la idea y los redaños para realizarla. La imaginación que había puesto usted en la obra, conjugada, en primera declinación, con las filosofías que nos vende nuestro presidente Rodríguez Ibarra desde el Gabinete de Iniciativa Joven y en sus discursos de la imaginación, la creatividad, la era del conocimiento y las autopistas de la información que, dice, nos igualan a los extremeños con los creativos del mundo mundial. ¡Qué equivocado está nuestro querido presidente, Rodríguez Ibarra, amigo Figueredo! Ni los suyos se creen su discurso, ni toman nota de lo que dice, que es peor aún. Bajas de nivel y te sitúas, por ejemplo, en el que ocupa, escaleras abajo, el subdelegado del Gobierno en Cáceres y descubres políticas contrarias al discurso de su jefe de filas. Uno, hablando de la creatividad y la imaginación al poder y el subdelegado mandando a la Guardia Civil contra una persona como tú, que has convertido en obra de arte y llamada de atención sobre Cáceres y la Capital Europea de la Cultura 2016, el toro de Osborne, bien patrimonio artístico de reconocimiento universal.

La verdad, amigo Figueredo, permíteme el tratamiento familiar aunque no te conozca, es que hay mucha caspa suelta por aquí y mucho personajillo ejerciendo poderes que están a años luz de sus capacidades. Por no ir más lejos, el tratamiento positivo de las televisiones y revistas nacionales que se ocuparon de tu obra, incluidos los telediarios oficiales, contrasta con las declaraciones públicas del subdelegado del Gobierno dando publicidad a una actuación de la Guardia Civil contra ti, en las que te hacen aparecer como autor de un atentado contra el patrimonio cultural. Ni siquiera la falta de denuncia del dueño del toro de Osborne, que jamás presentó denuncia contra los cientos de artistas que utilizaron los toros para expresar el arte que llevan dentro, ha servido para que el equilibrio intelectual presida los actos de los beneméritos y quien ejerce la autoridad, el ínclito subdelegado. Un montón de periodistas extremeños buscando empleo y subdelegados del Gobierno, como el de Cáceres, cometiendo pecados de comunicación todos los días. Te mandaré todas las fotos que hice de tu obra y si hay multa y podemos ayudar no tienes más que avisar. Un abrazo solidario,

*Periodista