Historiador

Es curioso cómo se puede pasar de una relación de concordancia a otra de absoluta discrepancia, de una concepción la mar de positiva a otra en la que todo lo que se haga resulta negativo. Y esto viene a cuento de la cercanía competitiva en cuestiones electorales. Me explico: no he visto mayores cariños que los que el PP dispensa a sus contrincantes de IU en los ayuntamientos donde también hay representación del PSOE. Cariños de los que yo mismo he disfrutado largos años en el ayuntamiento de Badajoz. Pero si por cualquier circunstancia se produce un cambio de opción política, y de estar oponiéndose a un gobierno del PP desde IU se realiza el control desde el PSOE, aquel que ha sido tan válido y constructivo en su labor pasa a ser un obstáculo para el desarrollo del lugar y su actuación es nefasta, indigna, demagógica, etcétera, según los populares . También lo he podido comprobar en mis carnes.

Por todo ello, se llega a la conclusión de que el PP sabe dónde está el contrincante que le puede dañar y dónde el que, lamentablemente, le puede servir para plantar una barrera ante el avance municipal de la izquierda. Comprendo que reflexionar sobre esto es meterse en terreno delicado, y comprendo que tanto IU como PSOE tienen su espacio y su más que digna labor política. Pero esto no me oculta la jugada del PP para con los dos partidos de la izquierda: uno, muy alejado de sus opciones, que trata de competir con el otro, con más posibilidades generales de derribarlo, y que mientras luchen entre sí favorecen la opción de la derecha. Y ahí está su cariño, en las zancadillas que podamos ponernos entre nosotros, para que ellos puedan seguir con más comodidad haciendo de las suyas. Dan cancha al que ven con menos posibilidades de sustituirle y acogotan al que les amenaza directamente en su supervivencia.