Puede que sea uno de los hombres más ricos de Extremadura. Pero además, a sus 73 años, Angel Carrasco es una persona que en absoluto pasa inadvertida allá donde va. Ahora, tras un largo tiempo en el anonimato público, jubilado y ya fuera del fútbol, salta de nuevo a la palestra por el contencioso que mantiene con Félix Campo , actual presidente del Cacereño, por el farragoso y polémico traspaso de poderes del histórico club extremeño, en el que llegó a ser portero y subió a Segunda División en la época de los cincuenta.

Dicen algunos de Carrasco que es muy avaro y que sólo ve el color del dinero, pero hay quien añade que esto sólo lo hace con sus enemigos. A su equipo de fútbol sala de hace 20 años, el Terrazos Derice (el nombre de la empresa que le dio tanto dinero y también un problema familiar de órdago), le trataba de maravilla, a sus jugadores les primaba y les invitaba a merendar. Pura anécdota de este hombre hecho a sí mismo, siempre rudo en las formas, que se enfrentaba a todo y a todos en su época de presidente verde, que llegó a tener antológicas broncas con entrenadores a los que después exaltaba, porque posiblemente los quisiera de verdad. Ayer, en el juicio, aseguró que no es ningún ladrón. "Puedo ser arisco, pero ladrón, no" . Carrasco dixit.

JOSE MARIA ORTIZ