Como anillo al dedo le vino ayer al Fórum de Barcelona la celebración del Día Mundial del Refugiado, bajo la presidencia de la infanta Cristina de Borbón y con la participación de la actriz Angelina Jolie Voight (Los Angeles, California, EEUU, 4-6-1975). La presencia de esta última no era, evidentemente, en virtud de su llamativa profesión, sino como embajadora de buena voluntad del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. Se trataba de la concesión de los premios Nansen, algo así como el Nobel humanitario que distingue la lucha en favor de los derechos de los refugiados.

Angelina Jolie --que ha renunciado al apellido por desavenencias con su padre-- lleva cuatro años alternando la vertiente solidaria con el lado frívolo de su vida sentimental, bastante tortuosa tras separarse de su segundo marido. Desde Inocencia interrumpida (1999), que le valió el Oscar como actriz de reparto, ha destacado más de estrella de videojuegos --Lara Croft-- que de otra cosa. En Sin pecado, al lado de Antonio Banderas, las secuencias de contenido erótico prevalecieron sobre el talento interpretativo. El tiempo ha dado la razón a la revista francesa Cahiers du Cinéma, que aventuró: "Angelina Jolie es una especie de Natalie Wood en versión animal y sexual".

ANGEL SANCHEZ