Un día, al mediodía, cruzaba yo el parque de Cánovas de Cáceres y vi sentados en un banco a una parejita de adolescentes --muchacho y muchacha-- besándose apasionadamente. En ese momento también pasaba por allí una señora que al verlos murmuró mostrando cara de indignación: "¿No les dará vergüenza?, ¡a plena luz del día!". Los jóvenes amantes debieron oírla, pero no se inmutaron, siguieron a lo suyo. Yo me congratulé telepáticamente con la parejita de tórtolos, pensé: Tal como están las cosas, gracias a vosotros sabemos que el amor aún existe . Y me acordé de una historia que me contaron sobre un tipo que paseaba por un bulevar y encontró en el suelo, cerca de una papelera, un ejemplar ilustrado con bellos grabados del Decamerón de Bocaccio , enseguida lo hizo añicos y se deshizo de las hojas rotas. Más adelante vio sobre un banco otro libro que seguramente alguien se había olvidado, lo tomó, lo abrió y lo ojeó. Era un manual de armería, en cuyas páginas se describían todas las armas existentes, su fabricación y su maquinaria. Ese libro pasó a ocupar un lugar privilegiado en la estantería del mueble del salón de su casa. Volviendo a la escandalizada señora, al día siguiente la vi de nuevo por la calle --coincidencias de la vida-- esperando a que su perro defecara en medio de la acera. Cuando el perro terminó no recogió las heces. Me hubiera gustado ver a la parejita de adolescentes pasando junto a la señora en ese momento. "Vaya una educación que tiene la señora, ha dejado la caca del perro en mitad de la acera", habrían murmurado. No, creo que no habrían murmurado nada, los amantes suelen estar absortos en sus deliciosos asuntos y no le dedican tiempo a desaprobar comportamientos ajenos.

XESA IMAGENx tan inofensiva de los dos adolescentes descubriendo el amor, desentonaba positivamente con la miscelánea de estampas lúgubres que a diario se nos presentan, bien a través de los medios de comunicación o bien en directo, algunas brutales, como los muertos producidos por las guerras y los atentados terroristas; otras simplemente transgresoras o dañinas, como un perro en compañía de su dueña defecando en mitad de una acera y un joven guarreando con un aerosol la fachada de un edificio. ¿Acaso al amor, venga de la manera que venga, se le pueden poner trabas?

Esa parejita de amantes y esa señora con su perro me inspiraron el primer artículo que el director de el Periódico Extremadura decidió publicarme en sus páginas de opinión, bajo el título Espejos rotos , hace un año. Desde entonces han sido bastantes los artículos publicados, y no pocos los personajes ficticios que se han ofrecido voluntariamente para ser los protagonistas de estas líneas que reflexionan sobre la sociedad que somos y se han dado a conocer a la sociedad que formamos.

Agradezco al el Periódico Extremadura su interés por mis Soliloquios --paradójicamente tan públicos-- y espero que sigan teniendo cabida en sus páginas. Mi especial gratitud a mi amigo Carlitos García y a su abuelo, el octogenario escritor don Eliseo García , por la ayuda prestada en muchos artículos.

*Pintor