Es posible que uno de estos días te encuentres con Carmen Heras en la cafetería donde sueles tomar el café mañanero, y como te va el rollo sociata le hagas llegar tu más sincera admiración y tu apoyo absoluto: "Animo, Carmen, que esta vez ganamos, que Saponi ya renquea y no va a durar toda la vida, como Ibarra ". Pero puede resultar que esa mujer con la que estás hablando no sea Carmen Heras, sino tu suegro, y a la vez tu mentor y mantenedor, un fiel devoto e incondicional votante del PP, que al quitarse el disfraz de Carmen Heras te diga: "Ya hablaremos tú y yo muy seriamente, muchacho".

También puede que estés por la noche en la discoteca Cámeron o Versus, y te fijes en una morenaza minifaldera que a su vez te lanza seductoras miradas felinas a lo Sofía Loren . Y, como es natural, caviles que ese ejemplar de fémina mollares está pidiendo tu atención y que, claro, oportunidades como esa se dan poquitas en la vida, así que decides lanzarte, cubata en mano, a cortejarla casi sin darle tiempo a esquivar tus toqueteos y tus irreverentes piropos. Y qué sorpresa la tuya cuando tu Sofía Loren, harta de tu pegajoso agasajo, se quita la máscara de diva y te dice: "¡Qué soy Saponi, coño!". "Bueno, nadie es perfecto", le contestas tú para no desanimarle.

Claro, que también te puede ocurrir que estés una noche en el pub Cañadul con unas amigas tomando una copa y de pronto aparezca por la puerta el mismísimo Antonio Banderas --¡oh, Antdonio Banderrras!--. Y, qué casualidad, entre tantas mujeres, se fija en ti, y tú no te resistes a su intención de llevarte al huerto, y cuando lo tienes a tiro, él se quita la máscara y te muestra la cara de tu paisano Felipe Vela . ¡Ostis, si es Felipe Vela! Y entonces tú te haces la decentita y sales corriendo porque estás haciendo campaña con Izquierda Unida y sabes que Santiago Pavón , que anda cerca disfrazado de Trotsky, puede verte flirteando con la competencia.

Todo esto podría ser posible durante estos días, aunque lo veo bastante difícil porque en Cáceres nos hemos vuelto muy aburridos y ya casi nadie celebra los carnavales. Qué pena.

*Pintor