TVteinticuatro años, en lo mejor de la vida, son muchos. Ahora, el presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra , ha decidido retirarse de la vida política activa y volver a ocupar su plaza de profesor de Filología después de casi un cuarto de siglo como presidente del Gobierno de Extremadura y de haber ocupado un papel destacado en el socialismo español de los treinta últimos años.

Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha sido una apisonadora electoral y un político apasionado en todos los órdenes de su actividad: dentro y fuera de su partido. Hay dos circunstancias de las que desconocemos el peso que hayan podido tener en la decisión adoptada: el infarto agudo que sufrió al poco tiempo de salir de una tempestuosa cena en el Palacio de La Moncloa, en la que el tema central fue el Estatuto de Cataluña --con el que el político extremeño manifestó siempre su desacuerdo-- y sus distancias con algunos de los aspectos claves de la política de José Luis Rodríguez Zapatero , de las que sus reservas sobre el proceso de negociación con ETA dejó constancia hace tan solo unas semanas en un extenso artículo de prensa.

Junto a José Bono --del que le separaban muchos aspectos políticos y biográficos-- era el último exponente de la generación socialista que llevó al partido al poder en 1982 que permanecía en primera línea de la política. A partir de este momento, se puede decir que José Luis Rodríguez Zapatero no tendrá a nadie en su partido que sea capaz de mantener una discrepancia en las líneas y estrategias políticas del PSOE.

Si el PSOE se encontraba en un proceso de ablucción por el entramado político personal de José Luis Rodríguez Zapatero, el alejamiento de la política del presidente de Extremadura deja ese proceso sin ninguna resistencia. El otro político histórico que queda en activo es Manuel Chaves , al que su condición de presidente del partido deja reducido a una labor de arbitraje en las cuestiones internas.

La gran ventaja del presidente de Extremadura radicaba en su extraordinaria lealtad para decir siempre a la cara los más íntimos pensamientos políticos sin pararse en cuestiones de oportunidad. Era la voz de los socialistas que no están todo el día en la autocomplacencia y en la vanidad. En estos tiempos de marketing político en el que las cosas no se discuten sino que se proclaman, la ausencia de Rodríguez Ibarra será muy sentida y notada en el universo socialista donde el sol de Rodríguez Zapatero ya no tiene nadie que le pueda hacer un poco de sombra con la exhibición de la realidad.

*Periodista