TDtespués de haber vivido en la Comunidad Valenciana, el V Encuentro España-Africa, mujeres por un mundo mejor, está visto que tener aspiraciones es privilegio femenino. Ellas no renuncian a nada y lo que anuncian son compromisos tan justos como precisos. Los derechos de las mujeres son nuestros derechos, los derechos de nuestra propia historia humana, y como tales deben ser considerados. El respeto es la primera condición de vida. Sin embargo, y a pesar de los avances, todavía sigue vigente en buena parte del mundo la célebre frase de Isabel Allende: "es mejor ser hombre que mujer, porque hasta el hombre más miserable tiene una mujer a la cual mandar". Aún queda por dignificar mucha vida humana en todo el planetario. La apuesta propiciada por centenares de mujeres procedentes de países africanos, europeos e Iberoamericanos, reunidas en Valencia, acuerda unos compromisos que a todas las personas, sin diferencias de género, nos deben obligar.

Ciertamente, ejercer el liderazgo no debe ser cuestión de género, sino de sabiduría, de capacidad de servicio. La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones todavía tiene escasa presencia en relación con el hombre. Como resultado de ello, los intereses y las preocupaciones de la mujer, suelen quedar mal explicitados u omitidos, en la formulación de políticas de igualdad. El hecho de que confluya la complementariedad de la mujer y del hombre, que se iguale la diversidad, que la mujer esté presente en los diversos ámbitos de la vida social, económica y política, no cabe duda que enriquece un estilo de vida de un mundo que aún en su organización prevalece lo masculino.

No se trata de enfrentar géneros, sino de sumar valores. El mundo necesita esfuerzos comunes. A juzgar por los datos estadísticos, todo apunta que invertir en la igualdad de géneros y en el empoderamiento de la mujer no es baldío, aquellos países que han conseguido los mayores niveles de igualdad entre los géneros, también han logrado no sólo mayor justicia y bienestar social, sino también crecimiento económico y mayor competitividad en razón de haber ofrecido a las mujeres la oportunidad de trabajar, organizar y aportar su contribución a la sociedad. Sin duda, el futuro está en estas mujeres, apiñadas y empeñadas en conseguir otro mundo más humano.