Arrepentidos los quiere Dios a su lado", esta era la expresión que me comentaba un veterano socialista, al hilo de una situación que se repetía en los albores de la Transición. Se trataba de personas que procedentes del espectro ideológico de la dictadura se "arrimaban" con un ímpetu inusitado a las filas de una izquierda en constante crecimiento. Otros lo han definido de manera más coloquial como "el cambio de chaqueta".

El caso es que precisamente está muy demostrado que son los conversos los que con más ímpetu defienden las nuevas ideas o tomas de posición que asumen. Quizás para renegar de sus orígenes. Quizás para ganarse el aprecio de sus nuevos líderes. O quizás para que cuando les reconozcan y/o increpen se sientan arropados. Viene todo a esto a colación porque me gusta sacar el valor pedagógico de la Historia y ver cómo se repiten las situaciones. A las últimas noticias, sorprendentes para algunos, del conservador gobierno de la Junta les han salido todo tipo de interpretaciones.

Desde la derecha extremeña han querido llamar la atención con anuncios sorprendentes como cubrir con cargo a los servicios sanitarios públicos los tratamientos de fertilidad a todas las mujeres sin distinción ( es decir sin excluir, como les reclamaban desde el Partido que les sostiene, a solteras y lesbianas) o la medida complementaria de atender a aquellos alumnos sin recursos que se queden sin la polémica beca universitaria cuya adaptación a una realidad de un liberalismo sin sentimientos ha impuesto el ministro Wert .

Por un lado, se ha querido ver como un guiño a IU, cuando todos sabemos que la izquierda en Extremadura no tiene problemas para entenderse, pues compartimos muchas cosas, por lo que no necesita ser distraída desde el PP, sino que el desencuentro viene por la actitud de determinados dirigentes de la coalición. Tampoco creo que sea un enfrentamiento con Mariano Rajoy cuando argumenta que en determinadas actuaciones se realizan porque no existe ideología.

Mi opinión es divergente: entiendo que todo lo que sea apostar por lo público, ponerse al lado del débil, tratar de compensar diferencias... bienvenidas sean. Son medidas progresistas y cargadas de un fuerte componente ideológico. Así pues, le animo a seguir por la senda de la izquierda. Arrepentidos los quiere Dios como decíamos al comienzo de este artículo. Y no será el primero.