Piense en Leonardo da Vinci , Einstein o Cervantes y compárelos con sus jefes, con los políticos que nos gobiernan o con los famosos que cobran millonadas por contarnos su vida en los programas de televisión. La conclusión es irrefutable: Los inteligentes han construido el mundo, pero quienes lo disfrutan y triunfan son los imbéciles". Estas son palabras del periodista italiano Pino Aprile . Corresponden a la presentación en la contraportada de su libro Elogio del Imbécil.

Según el diccionario de la RAE, imbécil significa: Alelado, escaso de razón. Flaco, débil. Y la palabra astuto significa: Agudo, hábil para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin. Por lo tanto, sin querer corregir a Pino Aprile , ya que su libro me parece un ensayo genial, yo matizaría y cambiaría el adjetivo imbécil por el de astuto.

Hace tiempo leí una frase (no recuerdo dónde, y por más que he investigado no he dado con el autor, quizá lo haya soñado y soy el autor sin saberlo) que decía: "El poder no lo ostentan los inteligentes sino los astutos". La he utilizado en varios artículos porque es muy recurrente cuando se trata de hablar de ese tipo de gente inepta que saben servirse de la inteligencia de otros para consumar sus vilezas y ruindades. En este artículo no me viene mal para exponer que la astucia no es más que la mezquindad camuflada de inteligencia.

Pero, agraciadamente, en muchos casos el astuto pierde su disfraz de inteligente y muestra su torpeza ante los demás. Esto ha ocurrido con los corruptos usuarios de las tarjetas negras de Caja Madrid. Fueron muy astutos para agenciárselas, pero nada inteligentes para impedir que se descubrieran sus trapicheos.

Ahora los ciudadanos debemos esperar que la Justicia y el destierro político caiga sobre ellos, por muy altos cargos bien considerados que algunos hayan sido. Eso o habrá que pensar que "La gran astucia de algunos no es más que la imbecilidad de los demás", frase de Hugues Bernard Maret (Ministro de Napoleón).