WLwa victoria clara del no en Francia es un auténtico terremoto político tanto para la política interior francesa como para el futuro de la Unión Europea (UE). El rechazo de la Euroconstitución significa, sobre todo, la derrota del presidente Jacques Chirac y de su Gobierno en la vertiente interior y el fracaso de una forma de hacer Europa que se estrella en cuanto es sometida a consulta de los ciudadanos de uno de los países fundadores de la UE e imprescindible, por su importancia política y económica, para la construcción europea.

Los fracasos están claros, mucho más que los éxitos. ¿Quién gana con este resultado? La coalición del no era un batiburrillo heterogéneo integrado por la extrema derecha, la derecha nacionalista y populista, una parte del Partido Socialista, los comunistas, la extrema izquierda y los movimientos alternativos. Deducir de este cóctel un ganador político se antoja difícil. Ni siquiera el dirigente socialista Laurent Fabius, defensor del no, podrá cantar victoria. La derecha y los socialistas pagarán probablemente por igual los platos rotos. Y Europa se paralizará, desgraciadamente por un problema de política interior francesa: el deseo de darle una patada a Chirac en el trasero de la UE.