Secretario autonómico de Satse

La profesión de Enfermería se convirtió en disciplina universitaria hace 25 años. Este hecho ha potenciado la profesión por su importante desarrollo dentro de los nuevos retos que ofrece la sanidad actual. Muy larga y complicada ha sido la evolución de la Enfermería como profesión, siempre en los albores de la universidad, pero sin llegar a traspasar ese importante umbral hasta 1977.

Su andadura formativa comenzó en España en 1857, momento en el que no era considerada materia independiente. Aquel año se regularon los títulos de practicante y matrona. Más tarde, en 1915, se establece que por medio de un examen ante un tribunal de la Facultad de Medicina, se pueda obtener el título de enfermera. No es hasta 1952 cuando se unifican los estudios existentes hasta aquel momento, pasando a denominarse ayudante técnico sanitario (ATS). Finalmente, debido a la proliferación de Escuelas de ATS y el desarrollo hospitalario acaecido tras esos años, el 22 de agosto de 1977 se produce la incorporación de la Enfermería a la universidad a través de un Real Decreto. Gracias a este gran paso, el personal enfermero se ha convertido en una pieza clave del sistema sanitario, más polivalente y con una formación más completa en multitud de campos debido a la inclusión de nuevas asignaturas que han ampliado sus conocimientos y la práctica sanitaria prestada de cara a la sociedad.

Sin embargo, a pesar de que el balance de estos 25 años como diplomados universitarios es altamente positivo, también es muy cierto que el horizonte se ha quedado pequeño para los profesionales de Enfermería. El papel social y profesional que ha ido adquiriendo a lo largo de todo este tiempo es tan destacado, que no se concibe la sanidad con enfermeras que se dediquen únicamente a la labor asistencial. Su rol se ha ampliado, abarcando la actividad preventiva, la promotora de la salud y la educativa, entre otras.

No es de extrañar que ya varios países de la Unión Europea hayan impulsado el papel activo de la Enfermería con la posibilidad de acceso al doctorado, algo que en España no es factible porque para realizarlo es necesario poseer la licenciatura. Ello permitiría su contribución personal en la investigación y el desarrollo de una disciplina que cada día debe ajustarse más a la realidad social, haciéndose compatible con otras materias.

Desde el Sindicato de Enfermería (Satse), hemos abogado siempre por la implantación del segundo y tercer ciclos (licenciatura y doctorado, respectivamente) para equipararnos al resto de la Unión Europea, siguiendo las directrices que marcan tanto la Declaración de La Sorbona (1998) como la de Bolonia (1999) en cuanto a la homologación de estudios universitarios en la UE. Del mismo modo, hemos luchado porque se desarrollen definitivamente todas las especialidades que se marcaron en el Real Decreto 992/1987, de 3 de julio, por el que se regulaba la obtención del título de enfermero especialista y a través del cual se crearon siete especialidades. A pesar de nuestras continuas peticiones, quince años después tan sólo se han desarrollado dos: la de Enfermería Obstétrico-Ginecológica, en 1992, y la de Salud Mental, en 1998.

Siendo la Enfermería como es, una profesión independiente, una ciencia social que tiene como eje los cuidados del ser humano en cualquiera de sus modalidades, SATSE no comprende el freno que se ha dispuesto en su desarrollo profesional desde las esferas políticas. Por ello, reclama que el Gobierno priorice dentro de sus actuaciones la adecuación de los profesionales a las necesidades del sistema porque con ello se beneficia la investigación y evolución en esta disciplina y, con ello, el fin principal del trabajo de la Enfermería: la atención integral al ciudadano.